viernes, 25 de junio de 2010

No Hay Nada Mejor En La Vida

No Hay Nada Mejor En La Vida

Quiero confiarte mi mayor secreto,

Hoy quiero que sepas el mayor motivo para alcanzar mis metas,

La razón que me hace ver lo hermoso del cielo azul,

Lo que me da fuerza para enfrentarme a los retos del mundo,

Por quien saldría del abismo más profundo,

Y hace que guarde todas las tristezas en un baúl,

Y que tenga de mi corazón las puertas abiertas,

Tengo que decirte hoy todo lo que siento.

Empecé a vivir el día que a en mi vida entraste,

Que fueron tus ojos sol para mi alma

Que estaba perdida, fue tu compañía refugio de paz,

Años compartidos que llevo en el pecho,

Que no cambiaría por nada en el mundo,

Por ti daría mi vida sin dudarlo ni un segundo

Y mil cosas más, cosas que por nadie nunca abría hecho,

Eres lo más dulce, eres mi universo y mucho, mucho más,

Eres mi tesoro, mi aire, mi sangre, amor de mi alma;

Antes que perderte

Te juro, prefiero la muerte,

Porque para mí, estando a tu lado

No hay nada mejor en la vida.

domingo, 16 de mayo de 2010

"Termina la vida y empieza la supervivencia"


CARTA DEL JEFE INDIO SEATTLE AL SEÑOR FRANKLIN PIERCE, PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA
(1854)

En 1854, el presidente de los Estados Unidos ofreció comprar amplísima extensión de tierras indias, prometiendo crear una "reservación" para el pueblo indígena. La respuesta del jefe Seattle, que transcribimos a continuación, ha sido descrita como la declaración más bella y más profunda jamás hecha sobre el medio ambiente. Por otra parte, muestra la diferente concepción del mundo entre los pieles rojas -para los cuales la naturaleza es sagrada-, y la civilización moderna, que ve las cosas en términos económicos.La dramática sentencia del gran jefe indio: "Termina la vida y empieza la supervivencia", resultó profética y alcanzó incluso a su propia hija. Alrededor del año 1890, en la propia ciudad de Seattle, el fotógrafo norteamericano Edward S. Curtis, cuya meta personal era retratar a "la raza en extinción" en el ocaso de su gloria, obtuvo la primera fotografía de una larga serie que más tarde alcanzaría la fama. La modelo fue casualmente la princesa Angelina, hija del jefe Seattle, en cuyo honor se le dio nombre a la ciudad. Consumida por el paso de los años y por la miseria, ella aceptó humildemente el dólar que Curtis le ofreció por posar para la fotografía.Si no atendemos al mensaje del jefe Seattle, la humanidad entera se convertirá en una doliente princesa que, como la legendaria Angelina, pose humildemente ante la lente del futuro...sin la esperanza de sobrevivir.



El gran jefe de Washington ha mandado hacernos saber que quiere comprarnos las tierras junto con palabras de buena voluntad. Mucho agradecemos este detalle porque de sobra conocemos la poca falta que les hace nuestra amistad. Queremos considerar el ofrecimiento porque también sabemos de sobra que, si no lo hiciéramos, los rostros pálidos nos arrebatarían las tierras con armas de fuego. ¿Pero cómo podéis comprar o vender el cielo o el calor de la tierra? Esta idea nos resulta extraña. Ni el frescor del aire ni el brillo del agua son nuestros ¿Cómo podrían ser comprados?. Tenéis que saber que cada trozo de ésta tierra es sagrado para mi pueblo. La hoja verde, la playa arenosa, la niebla en el bosque, el amanecer entre los árboles, los pardos insectos... Los muertos del hombre blanco olvidan su tierra cuando comienzan el viaje a través de las estrellas. Nuestros muertos, en cambio, nunca se alejan de la tierra, que es la madre. Somos una parte de ella, y la flor perfumada, el cieno, el caballo y el águila majestuosa son nuestros hermanos. Las escarpadas peñas, los húmedos pardos, el calor del cuerpo del caballo y el hombre, todos pertenecen a la misma familia. El agua cristalina que corre por los ríos y arrolluelos no es sólamente agua, sino que también representa la sangre de nuestros antepasados. Si os lo vendiésemos tendríais que recordar que son sagrados y enseñarlo así a vuestros hijos. También los ríos son nuestros hermanos porque nos libran de la sed, arrastran nuestras canoas, nos procuran peces... Además, cada reflejo fantasmagórico en las claras aguas de los lagos cuentan los sucesos y memorias de la vida de nuestras gentes, el murmullo del agua es la voz del padre de mi padre. Sí, gran jefe de Washington: los ríos son nuestros hermanos y sacian nuestra sed, son portadores de nuestras canoas y alimento de nuestros hijos. Si os vendemos nuestra tierra tendréis que recordar y enseñar a vuestros hijos que los ríos son nuestros hermanos y también suyos. Y por tanto, deben tratarlo con la misma dulzura con que se trata a un hermano. Por supuesto que sabemos que el hombre blanco no entiende nuestra forma de ser. Tanto le da un trozo de tierra que otro, porque no la ve como hermana, sino como enemiga. Cuando ya la ha hecho suya la desprecia y sigue caminando. Deja atrás la tumba de sus padres sin importarle. Secuestra la vida de sus hijos y tampoco le importa. No le importa la tumba de sus padres ni el patrimonio de sus hijos olvidados. Trata a su madre la tierra y a su padre el firmamento como objetos que se compran, se explotan y se venden como ovejas y cuerdas de colores. Su apetito devora la tierra dejando atrás todo un desierto. No lo puedo entender, vuestras ciudades hieren los ojos del hombre PIEL ROJA. Quizá sea porque somos salvajes y no podemos entenderlo. No hay un solo sitio tranquilo en las ciudades del hombre blanco. Ningún lugar donde se pueda escuchar en la primavera el despliegue de las hojas o el rumor de las alas de un insecto. Quizá es que soy un salvaje y no comprendo bien las cosas. El ruido de la ciudad es un insulto para el oído. Y yo me pregunto "¿qué clase de vida tiene el hombre que no es capaz de escuchar el grito solitario de una garza o la discusión nocturna de las ranas alrededor de la balsa?." Soy un piel roja y no lo puedo entender. Nosotros preferimos el suave susurro del viento sobre la superficie de un estanque, así como el olor de este mismo viento purificado por la lluvia del mediodía o perfumado con aromas de pinos. Cuando el último piel roja haya desaparecido de esta tierra, cuando no sea más que un recuerdo su sombra, como el de una nube que pasa por una pradera, entonces todavía estas riberas y estos bosques estarán poblados por el espíritu de mi pueblo. Porque nosotros amamos este país como un niño los latidos del corazón de su madre. Si decidiese aceptar vuestra oferta tendré que poneros una condición: que el hombre blanco considere a los animales de esta tierra como hermanos. Soy salvaje y no comprendo otro modo de vida. Tengo visto millares de búfalos pudriéndose abandonados en las praderas, muertos a tiros por el hombre blanco desde un tren en marcha. Soy salvaje y no comprendo cómo una máquina humeante puede importar más que el búfalo al que nosotros matamos sólo para sobrevivir. ¿qué puede ser el hombre sin los animales?. Si los animales desapareciesen, el hombre moriría en una gran soledad. Todo lo que le pasa a los animales muy pronto le sucederá también al hombre. Todas las cosas están ligadas. Debéis enseñar a vuestros hijos lo que nosotros hemos enseñado a los nuestros, que la tierra es nuestra madre. Todo lo que le ocurre a la tierra, le ocurrirá a los hijos de la tierra. Si los hombres se escupen en el suelo se escupen a sí mismos. De una cosa estamos bien seguros, la tierra no pertenece al hombre, es el hombre el que pertenece a la tierra. Todo va enlazado, como la sangre que une a una familia. El hombre no tejió la trama de la vida. Él es sólo un hilo. Lo que hace con la trama se lo hace a sí mismo. Ni siquiera el hombre blanco, cuyo Dios pasea y habla con él de amigo a amigo, queda exento del destino común. Después de todo quizá seamos hermanos, ya veremos. Sabemos una cosa que quizá el hombre blanco descubra algún día; nuestro Dios es el mismo Dios. Vosotros podéis pensar ahora que él os pertenece, lo mismo que deseáis que nuestras tierras os pertenezcan. Pero no es así. Él es el Dios por igual de todos los hombres y su compasión alcanza por igual al piel roja y al hombre blanco. Esta tierra tiene un valor inestimable para Él y si se daña provocará la ira del Creador. También el hombre blanco se extinguirá, quizá antes que las demás tribus. El hombre no ha tejido la red de la vida. Sólo es uno de esos hilos y está tentando a la desgracia si osa romper esa red. Todo está ligado entre sí como la sangre de una familia. Si ensuciáis vuestro lecho cualquier noche moriréis sofocados por vuestros excrementos. Pero vosotros caminaréis hacia la destrucción rodeados de gloria y esplendor por la fuerza de Dios, que os trajo a esta tierra y que por algún designo especial os dio dominio sobre ella y sobre el piel roja. Ese designio es un misterio para nosotros, pues no entendemos por qué se exterminan los búfalos, se doman los caballos salvajes, se saturan los rincones secretos de los bosques con el aliento de tantos hombres y se atiborra el paisaje de las exuberantes cocinas con cables parlanchines.
¿Dónde está el bosque espeso?... DESAPARECIÓ.
¿Dónde está el águila? ...DESAPARECIÓ.
Así se acaba la vida y sólo nos queda el recurso de intentar sobrevivir.
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GANDHI

PENSAMIENTO DE GANDHI
Ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.Si me das fortuna, no me quites la razónSi me das éxito, no me quites la humildad.Si me das humildad, no me quites la dignidadAyúdame siempre a ver la otra cara de la medalla, no me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar igual que yo.Enséñame a querer a la gente como a mí mismo y a no juzgarme como a los demás. No me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso.Más bien recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo.Enséñame que perdonar es un signo de grandeza y que la venganza es una señal de bajeza.Si me quitas el éxito, déjame fuerzas para aprender del fracaso, si yo ofendiera a la gente, dame valor para disculparme y si la gente me ofende, dame valor para perdonar.¡Señor.....si yo me olvido de ti, nunca te olvides de mí !
Mahatma Gandhi

DAME LA MANO

DAME LA MANO
Gabriela Mistral
A Tasso de Silveira
Dame la mano y danzaremos; dame la mano y me amarás. Como una sola flor seremos, como una flor, y nada más...
El mismo verso cantaremos, al mismo paso bailarás. Como una espiga ondularemos, como una espiga, y nada más.
Te llamas Rosa y yo Esperanza; pero tu nombre olvidarás, porque seremos una danza en la colina y nada más...

LA AGONIA DEL BARDO

LA AGONIA DEL BARDO¡Qué duro, qué amargo recuerdoquedome de aquella desgracia...si a solas en ella medito,aún suelen saltarme las lágrimas!...Dejé mi chambergo en la percha;crucé sigiloso la sala;(hallando la casa en silencio,me dio una corazonada...)Alzando la verde cortina,miré receloso a la estanciaen donde tranquilo, sonriente,mi amigo el poeta, expiraba.¡Qué cuadro! La mesa de noche,en donde hacía guiños la lámpara,cubierta de drogas acerbasque no le sirvieron de nada;con heces de medicamentos,pocillos, goteros, cucharas,cucharas que vi que aún teníanla huella del labio marcada,de un labio tedioso, pasivo,que el líquido aquel desdeñara,de un labio que, ya medio muerto,sintiendo las drogas amargas,por ser obediente, sorbía,por falta de fe, no apretaba,dejando su hastío en las hecesde aquellas vasijas untadas.La pobre mujer de mi amigo,al lado del lecho, espantaba;los niños también allí junto,haciendo la escena más agria:la niña, de tres primaveras,absorta a los pies de la cama,asiendo a la madre el vestidoy viéndola fijo a la cara,y el niño más pequeñuelo, divino,e irónico ser que no andaba,cruzando la alfombra, sonriendo,¡y echando carreras a gatas!Yo estaba perplejo en la puertade aquella tristísima estancia;no pude, no pude moverme,¡aquello partíame el alma!De pronto la faz del enfermose puso ojerosa y opaca,la pobre mujer lanzó un grito:¡Hijitos, papá se nos marcha!...Y nada los niños dijeron,¡decir qué podrían sus ansiassi aún la mayor no entendíay aún el pequeño no hablaba!Mas, viendo los dos al enfermo,en sus inocentes miradas,qué bien comprendí qué decíaningenuos: ¡Papá... no te vayas!Yo quise auxiliarlos entoncesmas vi que mi amigo, con calma,después de moverse, esforzado,y como si reaccionara,tomando la mano a la esposa,le dijo a intervalos: Amada:La muerte se acerca... no temas,no llores, enjuga tus lágrimas,la muerte de ti tuvo celos,y viene a pedir que compartascon ella mi ser, que era tuyo,mis penas, mis dichas, mis ansias.La muerte también es mujer:no riñas con ella, me ama,verdad que se lleva mi cuerpomas queda contigo mi alma,la muerte va a ser... mi querida,mas tú sigues siendo la castaSeñora que manda en mi espíritu,de todo mi amor Soberana.Yo siento dejarte tan bella,y siento dejarte enlutada,y siento dejarte a los hombresvulgares expuesta mañana,que van a prender en tu vestede luto, pasando sus garras...¡Vampiros de espíritus tristes,vampiros de carne enlutada!¡Ah... son las viudas hermosasmanjar con que muchos se sacian;no sé cómo así la engullen,no sé... cuando saben a lágrimas...!
¡Cuán vas a extrañar mis caricias;mis rimas, cuán vas a extrañarlas,y cuando por mi te preguntenlos niños pasado mañana¡oh angustia! qué vas a decirles,qué vas a decirles, cuitada!¡Los niños!... Acércalos llámalos,que quiero llevarme grabadas,a flor de mis frías pupilastu cara amorosa y sus caras;serán en mi tumba dos dijesmis ojos cerrados, amada!La pobre mujer aún teníaoyéndolo hablar, esperanzamas viendo ponerse por gradosaquellas mejillas más pálidas,y viendo que aquellas pupilastornábanse tristes y vagas,alzando los ojos al cieloen son de reproche y plegaria,¡Dios mío!...-clamó ¿por qué injustote llevas el pan de esta casa?Y el cielo, por toda respuesta,al bardo inspiró que gritara,con voz de una angustia infinita,con voz que los huesos helaba:¡Qué abismo... me hundo... me hundo,tus brazos... tus brazos... amada!Tomolo aquel ángel en brazos;logró también él abrazarla;vibraron los nervios de broncedel lecho vibró el que expiraba:tomó ella en un beso el alientopostrero que el bardo exhalara;quedáronse así un instantela muerte y la vida enlazadas...y entonces creí que se oía,moviendo la oscura ventana,y como rozando los vidrios,un suave ruido de alas,tal cual si pasase por ellos,en vuelo magnífico, un alma...¡Oh, cuando yo quise prestarlesocorro a la esposa, se hallabaopresa en los brazos del muerto,tal cual si quisiera llevársela!¡Qué esfuerzo inaudito hice entoncesy cómo he podido arrancarlaal fin de los rígidos brazosllorosa sin fuerzas y flácida!Y cuando después de mi esfuerzovolví hacia el muerto la cara,lo vi con los brazos en círculo,cual si me pidiese abrazarla,y como diciéndome, mudo,con una sonrisa macabra:!Si es mía... ¿por qué te la llevas...?Si es mía por qué me la arrancas...!La noche llegó a los cristalesmuy negra, muy triste, enlutada,y como una madre amorosa,fue ella quien trajo a la cámarael cirio más grande: la lunaun cirio de luces muy blancas.En tanto, lloraban los niños;los perros, en torno, aullaban;la triste mujer, en mis brazos,lanzaba suspiros con ansias;el muerto, los brazos en círculo,sonriendo, la esposa esperaba...¡Señor! ¿Por qué el muerto reíaen tanto los vivos lloraban?¡Qué duro, qué amargo recuerdoquedome de aquella desgracia:si a solas en ella medito,aún suelen saltarme las lágrimas!JULIO SESTO

REIR LLORANDO

Juan de Dios Peza
Viendo a Garrik —actor de la Inglaterra—el pueblo al aplaudirle le decía:«Eres el mas gracioso de la tierray el más feliz...»Y el cómico reía.Víctimas del spleen, los altos lores,en sus noches más negras y pesadas,iban a ver al rey de los actoresy cambiaban su spleen en carcajadas.Una vez, ante un médico famoso,llegóse un hombre de mirar sombrío:«Sufro —le dijo—, un mal tan espantosocomo esta palidez del rostro mío.»Nada me causa encanto ni atractivo;no me importan mi nombre ni mi suerteen un eterno spleen muriendo vivo,y es mi única ilusión, la de la muerte».—Viajad y os distraeréis.— ¡Tanto he viajado!—Las lecturas buscad.—¡Tanto he leído!—Que os ame una mujer.—¡Si soy amado!—¡Un título adquirid!—¡Noble he nacido!—¿Pobre seréis quizá?—Tengo riquezas—¿De lisonjas gustáis?—¡Tantas escucho!—¿Que tenéis de familia?—Mis tristezas—¿Vais a los cementerios?—Mucho... mucho...—¿De vuestra vida actual, tenéis testigos?—Sí, mas no dejo que me impongan yugos;yo les llamo a los muertos mis amigos;y les llamo a los vivos mis verdugos.—Me deja —agrega el médico— perplejovuestro mal y no debo acobardaros;Tomad hoy por receta este consejo:sólo viendo a Garrik, podréis curaros.—¿A Garrik?—Sí, a Garrik... La más remisay austera sociedad le busca ansiosa;todo aquél que lo ve, muere de risa:tiene una gracia artística asombrosa.—¿Y a mí, me hará reír?—¡Ah!, sí, os lo juro,él sí y nadie más que él; mas... ¿qué os inquieta?—Así —dijo el enfermo— no me curo;¡Yo soy Garrik!... Cambiadme la receta.¡Cuántos hay que, cansados de la vida,enfermos de pesar, muertos de tedio,hacen reír como el actor suicida,sin encontrar para su mal remedio!¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora!¡Nadie en lo alegre de la risa fíe,porque en los seres que el dolor devora,el alma gime cuando el rostro ríe!Si se muere la fe, si huye la calma,si sólo abrojos nuestra planta pisa,lanza a la faz la tempestad del alma,un relámpago triste: la sonrisa.El carnaval del mundo engaña tanto,que las vidas son breves mascaradas;aquí aprendemos a reír con llantoy también a llorar con carcajadas.
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RESUMEN De Mi Planta de Naranja Lima

Mi Planta de Naranja Lima
Primera Parte:
El descubridor de cosas
Un niño llamado Zezé tenía un hermano mayor llamado Totoca. Totoca le enseñaba muchas cosas como cruzar la calle. Zezé lo admiraba mucho. Su familia era muy pobre y su papá estaba sin empleo. Un día Totoca le pregunto a su tio Edmundo como había aprendido a leer. Él le contó que había aprendido de un día para otro. Un día Zezé le mostró a su tío como leía y quedó impactado. Todos lo supieron y lo encontraron un fenómeno. El tío Edmundo le había prometido darle un caballo de madera a Zezé si le mostraba como leía.
Una cierta planta de naranja-lima
Zeze iba con su hermano Luis al Zoológico. Él le mostró todos los animales que él no conocía. Luego Zeze fue con toda su familia a ver la casa nueva. Todos tomaron un árbol para que fuese de uno. Zeze solo tomó una planta de naranja-lima. De repente Zeze se dio cuenta de que la planta le estaba hablando. Ellos conversaron mucho y quedaron de verse todos los día cuando Zeze estuviera viviendo en su casa nueva. La planta se llamaba minguito.
Los flacos dedos de la pobreza
Zeze oyó una noticia en su vecindario de que después de la carretera Río-San Paulo iban a regalar juguetes. Después de convencer a se mamá para que pudiera ir, fue con su hermano menor Luis, con la condición de que se fueran con el cartero. El cartero los llevó pero al rato, le dijo que su trabajo se estaba retrasando por causa de ellos y los dejó en la carretera Rio-San Paulo. Tuvieron demoras debido al cansancio y cuando llegaron ya se habían ido. Al otro día en la noche era la noche buena, Zeze solo recibió unas monedas. Todo termino muy rápido y nadie recibió nada. Zeze al otro día todavía tenía esperansas de poder recibir unos regalos pero no lo encontró y sin querer insultó a su papá. Zeze trabajó mucho lustrando zapatos y con la plata que consiguió le compro a su papá unos cigarrillos y se reconciliaron.
El pajarito, la escuela y la flor
Se trato de que Zeze ya se estaba cambiando de casa. Transportaban las cosas en una carreta Al llegar allá Zeze habló con con la planta naranja -lima. Luego Zeze le hizo una broma a una señora que pasaba por ahí tiro un calcetín y la señora creyó que era una cobra. La señora gritó y luego averiguaron que Zeze había sido y lo retaron. Totoca le con a Zeze que tuvo un pájaro, lo quería mucho, era un pájaro muy fiel, pero un día se murió y Totoca no quiso tener un pájaro nunca más. Luego Zeze se inscribió en una escuela para asistir a clases. Él pensabe de que los alumnos aplicados le llevaban flores a la miss. Zeze penso y empezó a llevarle flores a su miss. La miss muy contenta lo admiraba y lo quería mucho. Un día la miss retó a Zeze porque descubrió que Zeze sacaba las flores de una casa. La miss le dijo que no le trajiera más y que cada vez que viera el florero se lo iba a imaginar lleno de flores dadas por Zeze.
En una celda he de verte morir
Se trató de que Zeze conocía a un cantante ambulante llamado Arriovaldo. Zeze quería trabajar con él. Arriovaldo aceptó. El trabajo de Zeze era vender folletos a las personas que pasaban por ahí. Lo que le daban era dada a Arriovaldo. Luego eso se le fue quedado a Zeze. Un día cuando almorzaban una señora insultó a Arriobaldo diciendo que como podía explotar a un niño tan chico. Luego de una gran discusión, Arriovaldo trata de amenazar a la señora con una navaja pero no le hizo nada. Arriovaldo dijo "me voy a vengar de ella".